La innovación se ha convertido en una de las herramientas fundamentales para la competitividad de las empresas. Y la industria 4.0, la llamada cuarta revolución industrial, ha llegado con ella, incluso en el sector alimentario. En este contexto, el Grupo Calvo es uno de los mejores ejemplos. Por eso lo hemos elegido como tema de este post. Hablamos de cómo se consigue liderar el sector de la transformación de los alimentos: caso Calvo.
Vamos a hablar de un caso concreto de transformación digital. El plan se llama Smart Tuna Factory. Su función es la transformación de los alimentos. O, en este caso concreto, del paso de la conservera tradicional a la llamada Industria 4.0. Tiene como escenario Carballo, Galicia, y su promotor y actor principal es el Grupo Calvo.
En el mundo conservero, a todos se nos viene la imagen de filas de mujeres con bata, delantal y gorro. Todos las hemos visto afanándose para limpiar el pescado al lado de unas cajas con más producto. Pero se impone la transformación digital también en el sector de los alimentos.
En la actualidad, Calvo pesca y pone en el mercado 50.000 toneladas de atún cada año. Otras 2.000 toneladas de mejillón y mil toneladas de calamar. Es decir, es un gigante del sector que produce casi tres millones de latas al día. Desarrolla su negocio en España, Italia, Brasil, Argentina, Costa Rica, Guatemala y El Salvador.
A pesar de estas macrocifras va a invertir 25 millones de euros hasta el año 2020 para convertir su sede de Carballo en una fábrica 4.0. “La exigencia la dicta el mercado”, explica Enrique Mandado, director industrial del grupo.
Creemos que las nuevas demandas hacen necesario avanzar en el desarrollo de las capacidades de las plantas de producción.
(Enrique Mandado – Director industrial del Grupo Calvo)
Por ello han puesto en marcha este ambicioso plan de transformación de alimentos.
Actualmente, las instalaciones de Carballo tienen una superficie de 105.590 metros cuadrados, 33.809 de ellos construidos. Suman 11 líneas de producción: 8 de atún, 1 de mejillones, 1 de calamares y otra de ensaladas.
El plan de digitalización comenzó en 2016 y se extenderá hasta 2020. Por ahora ya han construido una nave de estuchado, de 4.080 metros cuadrados, más muelles de carga, aparcamiento y hasta otro vial interno. Pero las obras continuarán. Las necesidades para acometer el plan de digitalización hacen necesario otra expansión, ya aprobada, de 18.000 metros más.
Pero en qué consiste exactamente esta transformación digital en el sector alimentario.
La finalidad del Smart Tuna Factory es lograr una alta eficiencia y flexibilidad. El objetivo es, como explica Mandado, “tener una mayor capacidad de respuesta a las demandas de los consumidores”. El Grupo Calvo quiere conseguir que esta fábrica de Carballo atienda la demanda de clientes repartidos por más de 70 países.
Para ello, el proyecto incluye directrices lean manufacturing. ¿Qué es esto? Su objetivo es la obtención de un producto de calidad a la primera. Es decir, minimizando el desperdicio. Y esto implica también la mejora continua tanto en costes como en productividad.
Otra de las claves es lo que se conoce como el proceso Pull. Consiste en adecuar la producción a las solicitudes de los clientes. Es decir, no a las planificaciones asociadas a la capacidad del proceso productivo. La industria 4.0 ya no produce en serie, sino para una demanda individualizada.
Esto requiere una enorme flexibilidad para elaborar de manera muy rápida una gran variedad de productos. Y, por otro lado, para permitir la construcción de una mejor y más larga relación con los proveedores.
Además, no se olvidan del medio ambiente. “Tanta tecnología tiene que estar apoyada en cuestiones medioambientales”, dicen en Calvo. Así que otro objetivo de la nueva fábrica es reducir su consumo de materias primas, pero también de energía, agua y emisiones.
Todo esto es lo que busca el Smart Tuna Factory o la Industria 4.0. La transformación digital en el sector de la alimentación automatizará todo el proceso. Gracias a la robotización, se podrán controlar en tiempo real todas las operaciones. Y, de este modo, tener la capacidad de corregir cualquier desviación a tiempo. De ello deriva más ahorro: en costes, en energía, en tiempo…
Para conseguirlo se implementarán nuevas tecnologías como NIR, visión artificial, TIC, tecnologías industriales avanzadas, etcétera. En resumen, según explican en la fábrica de Carballo, el trabajo se realiza en torno a tres ejes estratégicos:
En este sentido, Mandado dice que la mayor parte del presupuesto se destinará a los cambios de la planta y a la compra de maquinaria para automatizar los procesos. También se llevará un buen pellizco el rediseño de las instalaciones industriales. Pero habrá dinero, además, “para la formación continua de nuestros colaboradores”. De hecho la firma gallega hace especial hincapié en la importancia que tienen los trabajadores en todo el proceso de digitalización,
El plan se extiende hasta 2020. Así, las próximas fases son:
En principio, el proceso de transformación industrial de Calvo sólo se va a implantar en la planta de Carballo. Pero el modelo ya se está experimentando también en la fábrica de Calvo en Brasil. Y, previsiblemente, lo hará en otras en el futuro próximo.
Nuestro plan industrial nos permitirá utilizar mejor nuestra capacidad productiva mejorando nuestra eficiencia e incrementando nuestra flexibilidad y capacidad de reacción a lo largo de todo el proceso.
(Enrique Mandado – Director industrial del Grupo Calvo)
Desde el punto de vista económico, Calvo cerró el año 2017 “con un nuevo récord de facturación”, explica la empresa. Alcanzó “una cifra de negocio de 618,3 millones de euros”. Esto es, “un 7,4% más que en el mismo periodo del año anterior”.
La transformación incluye cambios también en operativa y gestión. Actualmente, Calvo implementa el sistema CES (Calvo EXcellence System) basado “en la mejora continua y en la optimización de procesos para alcanzar la máxima eficiencia”. Y para este año 2018, el Grupo tiene como objetivo “que el modelo se haya extendido a la totalidad de departamentos y geografías”.
Otro proyecto importante puesto en marcha ha sido el sistema de trazabilidad. Este permite al consumidor consultar el origen del atún que contiene cada alta. Está disponible desde el pasado mes de noviembre en la web del grupo Calvo.
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